(04 DE SEPTIEMBRE, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
De algo nada…
Washington – “De algo nada”, dijo el bendito Chamuco cuando mis padrinos, los hijos del averno, llevaron a los calderos de su casa a un cura. Lo digo porque la semana pasada, el gobierno de Joe Biden nos quiso apantallar informando que del 1 de octubre de 2022 al 31 de julio pasado confiscó 3 mil 538 armas fabricadas en su país que los cárteles dedicados a eso pretendían meter a México.
La cifra del arsenal interceptado en la frontera sur de los Estados Unidos es aproximadamente el 2% de las 200 mil armas que cada año entran ilegalmente al territorio mexicano y que empoderan a narcos y criminales, de acuerdo con la cifra oficial que maneja la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
No es que pretenda minimizar el hecho, pero eso demuestra que si el gobierno gringo quisiera, podría evitar que las armas fabricadas en su país entraran al nuestro y ayudaría a bajar el caudal de homicidios.
Nunca, por lo menos en años recientes, el poder político y gubernamental en Washington había revelado estadísticas correspondientes el decomiso de armamento en la frontera con
México.
Es obvio que lo que hizo la semana pasada el Departamento de Seguridad de Estados Unidos tiene la intención de sosegar las exigencias y reclamos del presidente Andrés Manuel López Obrador, respecto a que el gobierno de Biden no hace nada para taponear al trasiego de armamento.
Hasta el cansancio hemos repetido, y lo seguiremos haciendo por aquello de las malditas dudas, que Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses. La develación de las cifras de decomisos de armas que hizo el Departamento de Seguridad Interior (DHS) tiene jiribilla.
En unas semanas se llevará a cabo la reunión binacional sobre cooperación en seguridad. El gobierno de Biden está en serios problemas respecto a la pandemia de consumo de drogas sintéticas elaboradas con fentanilo que padecen sus ciudadanos. Mueren 301 personas a causa de una sobredosis todos los días. Carentes de una política y estrategia de salud pública y de educación para disminuir la demanda y consumo de drogas entre su ciudadanía, los políticos en Washington, Biden incluido, optan por culpar a México y demandarle al presidente López Obrador que haga más para detener el trasiego de enervantes. La Casa Blanca y el Capitolio, que se acostumbraron a intimidar a gobernantes priistas y panistas, con el de López Obrador toparon con pared.
Cuando los gringos exigen más acciones en México contra el narcotráfico, el gobierno de López Obrador responde que hace todo lo que puede. Les explica que es una problemática que requiere de reciprocidad y pide lo mismo para que detengan el torrente de armas estadunidenses que empoderan a los narcos y que están involucradas en los homicidios y violencia que padecemos los mexicanos.
El año fiscal en Estados Unidos empieza el 1 de octubre y caduca 12 meses después. Faltando dos meses para que expire el actual, el DHS develó la cifra de confiscación de armas. Nunca antes lo había hecho. Les digo, los gringos no dan paso sin huarache.
Lo están haciendo para decirle a López Obrador: “vea, estamos parando el tráfico de armas con mayor enjundia”. La cifra de las 3 mil 538 armas decomisadas superó en varios cientos a la que agarraron en su frontera sur en el periodo fiscal de 2020 al 22.
Una de las variantes de las estadísticas del DHS es que encueran a la hipocresía del gobierno estadunidense. Porque de las 3 mil 538 armas decomisadas, apenas medio millar son rifles semiautomáticos, es decir, armas de alto poder como los cuernos de chivo (AK-47), R-15 y los calibre .50, por citar a los de mayor demanda entre narcotraficantes.
En segundo lugar, porque la cifra nos indica que si tuvieran la disposición de actuar con mayor eficiencia para contener el flujo de las armas, los gringos fácilmente lo podrían hacer. Con sus números se meten un autogol: no hacen mayor esfuerzo por confiscar los rifles semiautomáticos que son de mayor interés para los criminales.
En el mismo contexto, las armas largas son parte importantísima de la industria que las fabrica; su valor en dólares es superior al de las pistolas y lógicamente más letales y efectivas en manos de elementos y sicarios del narcotráfico y del crimen organizado.
Sí, están haciendo un poco más, lo entendemos. No obstante; el 2% no despeina ni da comezón a los cárteles gringos de las armas.